El peligro de la droga sigue latente. Penamoa siempre tuvo dos caras. Una que dio mala fama al poblado, la que vende pajitas de heroína con absoluto descaro. Y la otra, la que va saliendo mal que bien adelante con la venta ambulante o la chatarra. Se divide entre los que no quieren abandonar Penamoa «porque viven de la venta de droga y no van a encontrar mejor ubicación que esa» para la prosperidad del negocio y las que sí se quieren ir, pero no reúnen las condiciones porque carecen de trabajo o papeles que acrediten ingresos para afrontar el alquiler o compra. Penamoa ahora mismo sigue siendo el supermercado de la heroína y la cocaína, el 42,3% de los clientes del poblado toman heroína y el 30,5% consume cocaína. Hay redadas policiales y controles en los accesos pero ahí sigue subiendo gente a por droga, porque “ahora con la Tercera Ronda se lo han puesto fácil". Esta vía periférica de seis carriles está terminada en la zona, aunque al no tener conexión útil con la carretera vieja de Arteixo no pasan coches, pero facilita el tránsito hacia el trapicheo. Hace unos meses, en un ático del barrio, la Policía Nacional descubrió un laboratorio de elaboración de estupefacientes. Como apuntan los miembros de la plataforma vecinal “mientras quede una chabola, habrá gente en el poblado y mientras
haya gente existirá el trapicheo y la droga en la zona”.
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